Domingo 19 de Diciembre de 2010.
Escuchando la melodía de la corneta de un churrero en un día nublado.
Escuchando la melodía de la corneta de un churrero en un día nublado.
"Lanceros con casaca, monarcas de otras tierras,
fanfarrones que llegan inventando la guerra,
milicias que resisten bajo el 'no pasarán'"
(La puerta de Alcalá - Ana Belén)
Viles entorpecedores de la libertad de circulación, ellos son quienes se mofan sigilosamente de los que andan por los pasillos circulando con algún propósito en estos rincones del mundo... claro que si, de ellos quiero hablar hoy: "aquellos que se paran en las puertas".
Inventando coartadas que tratan de justificar su momentaneo estorbo, ellos viven entorpeciendo la evidente utilidad para la cual han sido hechos los portales que nos abren el paso para nuevos destinos. Nunca uno los encuentra cuando menos necesita de la libertad de paso, siempre ellos están cuando uno trata de movilizarse de manera fluida por ciertos espacios, por ciertos lugares en los que necesariamente existe algo que nos hace no poder prescindir de ellos. Ése es su habitat, ese es su destino y su misma existencia se justifica en esos precisos instantes.
"Aquellos que se paran en las puertas" saben bien lo que piensan las personas que, con cierta cara de desagrado, respira sobre su espala con tono irascible al momento de expresar el respetuoso: "DISCULPE, PERO SU PRESENCIA ME ESTORBA".
Quizá ya no es una cuestión material, quizá ya estas personas hay que verlas desde un punto de vista existencial y comprender que es su misma esencia la que los hace ser de ese modo. Entonces la expresión ya no se tendrá que referir a la presencia, sino más bien a su existencia. De este modo podremos hacer reconocer a aquellos pendencieros que saben como hacer enfadar, lo que en sus vidas debe cambiar, al decirles simplemente: "DISCULPE, SU EXISTENCIA ME ESTORBA".
Profundas son las cuestiones que tendrán que reflexionar al escuchar tales palabras, pero quizá sea el inicio de una solución para poder hacer comprender la necesidad que tenemos todos de transitar libremente por los portales de la realidad. Este quizá sólo sea un grano de arena en el mar de cambios que debemos realizar, pero... ¡cuánto bien se puede lograr...!, tanto para nosotros que vamos periguiendo metas, como para las puertas que no se sentirán enajenadas en su objeto existencial.
Inventando coartadas que tratan de justificar su momentaneo estorbo, ellos viven entorpeciendo la evidente utilidad para la cual han sido hechos los portales que nos abren el paso para nuevos destinos. Nunca uno los encuentra cuando menos necesita de la libertad de paso, siempre ellos están cuando uno trata de movilizarse de manera fluida por ciertos espacios, por ciertos lugares en los que necesariamente existe algo que nos hace no poder prescindir de ellos. Ése es su habitat, ese es su destino y su misma existencia se justifica en esos precisos instantes.
"Aquellos que se paran en las puertas" saben bien lo que piensan las personas que, con cierta cara de desagrado, respira sobre su espala con tono irascible al momento de expresar el respetuoso: "DISCULPE, PERO SU PRESENCIA ME ESTORBA".
Quizá ya no es una cuestión material, quizá ya estas personas hay que verlas desde un punto de vista existencial y comprender que es su misma esencia la que los hace ser de ese modo. Entonces la expresión ya no se tendrá que referir a la presencia, sino más bien a su existencia. De este modo podremos hacer reconocer a aquellos pendencieros que saben como hacer enfadar, lo que en sus vidas debe cambiar, al decirles simplemente: "DISCULPE, SU EXISTENCIA ME ESTORBA".
Profundas son las cuestiones que tendrán que reflexionar al escuchar tales palabras, pero quizá sea el inicio de una solución para poder hacer comprender la necesidad que tenemos todos de transitar libremente por los portales de la realidad. Este quizá sólo sea un grano de arena en el mar de cambios que debemos realizar, pero... ¡cuánto bien se puede lograr...!, tanto para nosotros que vamos periguiendo metas, como para las puertas que no se sentirán enajenadas en su objeto existencial.
Aclaro que hoy es un día raro en mi marote,
pero no escribo con rencor...
sólo son delirios de lo cotidiano.
pero no escribo con rencor...
sólo son delirios de lo cotidiano.
1 comentario:
Querido hermano, leyendo tus delirios rencontré esté! Si mal no recuerdo, tu inspiración salio de aquella tarde en que estábamos los dos muy cómodamente parados en el umbral, que daba al patio de nuestra casa, que alguna vez se atrevieron decir que no era nuestra casa. Que lindos recuerdos! los llevo siempre en mi corazón! un abrazo grande!
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